TOD@S SOMOS BUENA GENTE
En esta extraña situación de pandemia cada vez más empresas están optando por solicitar un donativo voluntario a los clientes.
Cualquier persona, trabajador y/o empresa sufre este momento del mismo modo esta situación. La inteligencia y la profesionalidad no consiste en solicitar un donativo para paliar las consecuencias de tu negocio, porque tu actividad empresarial no es mas necesaria que la de tu conciudadano, porque el dinero público no lo tengo yo, y porque el valor que ahora das a tu economía hace que infravalore a la mía y mis necesidades, que son las mismas que las tuyas.
La mejor aportación en este momento es la ayuda, las soluciones y la cooperación.
EL TURISMO ES UN GRAN INVENTO
Todo confirma que existe un silencio pactado. Nadie habla claramente. No hay que mostrar la realidad y aunque tod@s percibimos esa extraña sensación de.."aquí no pasa nada”, las vacaciones ya están aquí. “Vamos a la playa, oh, oh, oh, ohoh”. Mientras tanto utilizaremos una mascarilla, nos lo aconseja el "comité de expertos", no vaya a ser que se nos escape algo por la boca.
INFORMACIÓN EN TIEMPOS RAROS
Hoy hay innumerables vías de comunicación: redes sociales, blogs, espacios web. Estamos informados con la inmediatez que la tecnología nos ofrece, pero también esta tecnología que nos sirve para unirnos, ayudarnos, para apoyarnos y para buscar soluciones, muchas veces, proviene de fuentes que no persiguen este fin, sino generar una respuesta inmediata, y en muchas ocasiones fuera de su original contexto, para provocar una rápida reacción a conveniencia. Observad con detenimiento el contenido de las mismas, y sobre todo su fuente de origen, para no ser víctimas de estos constantes "fakes" que nos están confundiendo y generando una tensión innecesaria hacia situaciones y personas que nada tienen que ver con ello.
CONSUMISMO ASÉPTICO
He aprovechado que estoy relativamente cerca del megacomercio para venir andando entre pinos y montes a la sombra. La distancia no es tan grande y apenas tardo 20 minutos, es un paseo. Cuando llego, un chico vestido con traje y corbata, mascarilla y guantes, soporta 30 grados al sol y me dice que coloque mi mano debajo de un dispensador para que haga “fisfis” y me caigan unas gotas, que serán mi salvación (1).
Bajo las escaleras y ya estoy en la zona donde bares, galerías comerciales, tiendas y veladores están abarrotados de gente. Mi objetivo, son unas camisetas básicas, unos calcetines y ropa interior.La primera parada es en esa tienda tan popular que vende muy barato. como imaginaba veo gente haciendo fila en la entrada y me coloco al final y una señorita me ofrece gel salvavidas para las manos (2). Lo de la fila es puramente anecdótico, lo del aforo al tanto por ciento se lo pasan por el forro, y cuando entro, así es, a reventar!!!. No hay camisetas, ni calcetines ni na, y tras buscar entre pantalones tiesos, jerseys de lana, sudaderas y ropa de invierno, que es lo único que tienen, huyo porque me entra calor.
Paso por delante de la tienda de ocio, libros y discos, entro y me echo en las manos un liquido que huele a rayos y truenos, mezclados con colonia barata (3). A mitad del local un señor me para y me dice que tengo que ponerme también unos guantes de plástico transparente.
-Ah, perdón, no me había dado cuenta..Pero ahora tengo que echarme otra vez gel sobre los guantes, no?- le digo.
-No, si te has puesto antes en las manos, no .
-Ahora mi cara es un poema.
No veo ninguna ganga, y me voy.
Pruebo fortuna en la tienda de deportes, en la entrada lavo mis manos con un bálsamo milagroso (4) ,una vez adentro, engancho 10 camisetas de a 2 euros unos calcetines, pago y me voy.
Descanso ahora afuera, apartado de tanta emoción aséptica, y me fumo un cigarrillo, mientras compruebo horrorizado que mis zapatillas están rotas voy perdiendo la suela por momentos. Acabo el cigarro, me bebo los últimos tragos de la cocacola y voy hacia la marabunta.
-Oiga, oiga, caballero (a los calvos del 68 nos llaman así), tiene que hacer fila.
Me coloco al final de la gente, y paso por delante de un dispensador de líquido-maravilas, donde una chica disfrazada de azafata de vuelo me dice cómo debo colocar la mano debajo para que automáticamente detecte mi persona humana y…chas!! por fin caigan cuatro gotas sobre mi palma (5).
Busco desesperadamente una zapatería cualquiera para comprar, lo mas barato que vea y poder así llegar a casa sin perder más la dignidad.
Veo una tienda de calzado y en la puerta, un chico me invita a que use el gel desinfectante (6), me da un calzador de “a metro”, que cuando salga se lo tengo que devolver, para controlar el aforo según me dice, unos guantes y una especie de calcetines-media de señora para que os use al probarme algo. No doy abasto, con tanto elemento. Lo que hay es horroroso, duro e incómodo y hay que buscarse la vida, porque los dependientes no atienden a nadie, que lo dice el protocolo, según ellos. Me entran ganas de sacudirle con el calzador al chico de la entrada y colocarle las medias en la cabeza a la cajera que cobra, pero me reprimo y salgo pitando de la casa del terror.
Voy a la tienda de deportes de enfrente.
-Shhhhhh, oeeee tu, el gel, el gel!!!! , me grita una dependienta muy ordinaria.
Retrocedo mis pasos y me enjuago las manos con un liquido (7) que huele a lejía, así a lo bruto (su olor me produce arcadas desde que tengo uso de razón),soporto como puedo con cara de asco,
veo unas zapatillas muy monas, que parecen de juguete, no pesan nada y son muy baratas, me las pruebo las pago y me las llevo puestas, mientras en la bolsa que me dan, guardo las viejas para olvidarme de ellas, pero ya.
Ahora en el exterior, me deshago de las zapatillas viejas dentro de la bolsa de compra, tirándolas a una papelera, y justo en ese momento, aparecen de la nada, una pareja de seguridad alarmados por mi actitud, que a ellos les debe parecer todo un acto de terrorismo y me someten a un interrogatorio fase 3, que es lo que marca el protocolo en caso de pandemia y desastre mundial, para terminar despidiéndose. deseándome buenas tardes y recordándome que tome precauciones en el recinto y utilice los geles desinfectantes.
Cada vez tengo más claro, que esto es un circo y dudo de muchas cosas.
Los medios dicen que esta situación nos hará mas fuertes, y nos dará una enseñanza reveladora, que yo sintetizo en cuatro palabras:
“Iros a la mierda!!!!!!”
PRIORIDADES?
Nos interesan las noticias, las cifras, los datos y las estadísticas para saber sobre el estado de esta pandemia. Queremos que todo esto termine lo antes posible para volver al tipo de vida que nos hacía sentir más libres Nos interesan las últimas normas, restricciones y medidas . Todo esto nos importa porque significan obligaciones, y porque lejos de entenderlas como precauciones, nos indigna el “no poder hacer”.No hay que ser entonces tan tiquismiquis, que ya nos han vacunado, exceptuando claro, a aquell@s que ya venían de fábrica con una salud de hierro y unos sólidos principios, que la valentía nada tiene que ver con la inconsciencia. Nos preocupan tantas cosas….
GRACIAS MANU
Hace ya unos años que esta apocalíptica situación de pandemia mundial nos obligó a recluirnos en casa, y rompió con duda y temor cualquier plan de futuro inmediato. A pesar de que el ser, si es humano, necesita cierta disciplina, no nos pilló nada bien encajar un encierro en toda regla y unos decían que mirásemos el lado positivo y aprovecháramos para hacer todo aquello que por cuestión de tiempo u otras prioridades habíamos dejado aparcadas con el utópico ánimo de retomar cuando fuera posible. Algunos, en sus hipótesis y con un gran criterio médico-científico señalaban a los culpables, mientras otros, con prudencia, acataban simplemente los consejos para la supervivencia, esperando resultados para conclusiones.
El presente se había convertido en nuestro principal motor de subsistencia, y debíamos adaptarnos a esta excepción con la que nadie imaginábamos ni remotamente. Creímos que este mal común que afectaba a todos por igual, era un motivo mas que suficiente para crear un vínculo de unión y ayuda entre ciudadanos, pero fue solo una vaga idea que no cuajó aunque…. empeño, se puso. No era una situación fácil para nadie porque todos somos esenciales aunque haya gente que no piense así, y en nuestro deseo de respiro abríamos nuestras ventanas para ver al vecino, aplaudir como signo de ánimo y huir por un momento del caos que un virus había provocado.
Internet, así, se convertía en mi habitual ventana al mundo y a la información. Un buen día, accedí a la emisión en directo del usuario de una red social intentando permanecer lo justo para hacer tiempo mientras llegaba la hora del aplauso comunitario. Apareció entonces en la pantalla un hombre con con rostro amable y voz perfecta que ponía música en su tocadiscos comentando todo lo que sonaba y mostrando orgulloso su colección de discos que compartía sin complejos y eclecticismo con los conectados. Cada nueva canción que sonaba, y cada disco que giraba en ese tocadiscos era ayudado por el peso de un playmobil que parecía cantar desde la habitación de aquel hombre vestido de azul. Me faltaba texto para hablar sobre esa canción que ahora sonaba, esa otra que es tan especial para mi y esa otra que siempre me gustó tanto…Y es que..ese hombre también amaba tanto la música… Yo esperaba la hora anunciada y cada día me conectaba a esa reunión que, para mi fue mucho mas que un aplauso, una ventana o un espacio abierto. Era el momento del día que me permitía, compartir, conocer y sobre todo recuperar la ilusión para no tirar la tohalla. Ahora no cabe duda de que el hombre de azul tenía la solución, la efectiva cura para esta pandemia mundial que nos obligó a recluirnos en casa rompiendo con duda y temor cualquier plan de futuro inmediato y aunque todavía nos encontremos en ese vortex espacio-temporal sin rumbo claro, no pierdo las ganas de..bailar.
Gracias por tanto Manu.
Comentarios